Fa anys em van regalar un llibre de Xuan Pablo González, una amiga molt especial que tornava d'un particular viatge a l'Argentina, Alucinaciones salvajes proyectadas. Un compendi d'història “sudaka” i sobretot de costums i costumbrisme psicodèlic, que es remuntava a tradicions milenàries interpretades des de la mirada indígena.
Ara, estan jo a l'Argentina he trobat una petita editorial Khipus Wuj, que ha publicat més obres de González i d'entre les que hi havia m'he comprat La Mapu de Desierto:
La Mapu está en los cantos y comienzos de la literatura originaria oral local. El Desierto está en los inicios de la literatura nacional argentina, es históricamente su inspiración poética fundadora. Este libro busca de alguna manera aunar entrelazar y confrontar estas fuentes. Porque la Argentina está en la Mapu, antes que en el mapa. Antes de ser la Argentina esta tierra era la Mapu, la Tierra hermosa. El proyecto civilizador y colonizado de nación, consistió en saquearla y transformala en el Desierto.
Després d'haver arribat a la meitat del que diuen és el relat més personal de Xuan Pablo González, amb clara mirada indígena - crítica envers els winkas- m'han cridat l'atenció especialment dos capítols que transcric a continuació:
La evolución del racismo
"Aquí todos estan convencidos de que esta es la más justa de las guerras. ¿Quién podría creer que se cometan tantas atrocidades en un país cristiano y civilizado?
Charles Darwin
"Darwin, Quatrefages, de Rochas, Blaine, Garnier, y muchos otros han hecho notar que donde quiera que pasa el europeo, muere y desaparece el indigena"
Roberto J. Payró
Cuentan las crónicas históricas que en 1833 el naturalista ynglés Charles Darwin emprendió "un viaje de exploración alrededor del mundo", en un barco de "la Real Armada Británica". Darwin "trabajaba para los servicios secretos de su país", y "en conjunto con la masonería". Y poco después estuvo en Carmen de Patagones, "un miserable villorio en medio de un páramo interminable", según cuenta en una de sus crónicas.
Darwin, deseoso de conocer Rosas, "de quien mucho había oído hablar" se quedó un tiempo en el Gran Desierto del Sur. Las crónicas dirán que durante sus estadías en Punta Alta, cerquita de Bahía Blanca, Darwin tuvo grandes revelaciones "para su teoría de la evolución", que básicamente planteaba que el humano desciende del mono, pero que además escondía y justificaba el racismo y la violencia del(os) más fuerte(s), sobre los más débiles, incentivando la violencia de los ymperialismos del Norte, y de los blancos sobre los yndios y negros y otras culturas "primitivas", mintiendo sobre lo que se conocerá como la supuesta supervivencia del más apto: así entonces estimulaba científica-e-intelectualmente el genocidio de los "salvajes" e "infieles", por las manos y fusiles de los evolucionados civilizados de raza blanca, la más bella y evolucionada del mundo, según el agente ymperialista Darwin: en esos años el ymperialismo Espanhol, y con el ymperialismo Yanqui aún en paños menores.
Otra crónica suramerikana cuenta también que "en Mérida, México, Carlos Darwin vio dibujada en una pirámide la evolución de la vida a través de las especies. Vio el microorganismo formándose en el agua, adquiriendo aletas y convirtiéndose en pez. Observó sus aletas volviéndose patas al abandonar el agua y arrastrarse a la tierra ya reptil, y siguiendo su evolución hasta el humano. La pirámide no termina en punta porqué el ser humano no es el fin de la evolución".
En nuestro Desierto pampeano-patagónico Darwin desenterró "osamentas de millones de años de antigüedad, que mucho lo hicieron pensar en la condición cambiante de la naturaleza y de la vida. Un pensamiento que transformó a Occidente" en una máquina de guerra atroz, una guerra ymperialista de invasores y saqueos que llevaban ya más de trescientos años, la de la Civilización contra la Naturaleza.
Darwin que vió acertadamente que "los gauchos o hombres de campo son muy superiores a los que residen en las ciudades", no dejó de encontrar desacertadamente a los yndios como miembros de una raza inferior, y en sus notas se refiere a los combates "entre las tropas de Rosas y los yndios salvajes", que tenían alarmados a los civlizados. Para Darwin el plan de campaña al Desierto de Rosas se parecía "mucho al de grandes cacerías de la Índia", y las islas de Oceanía, perpetuado por los yngleses.
Una entrevista simiesca
Finalmente en agosto de 1833, en pleno Desierto, Darwin se entrevistó con Rosas, que estaba tomando vino y comiendo asado y locro, dándose un verdadero banquete, siendo entretenido por dos bufones negros, lo cual sorprendió al ynglés, que lo comparó con un reyezuelo del medievo, "monarca absoluto...con su corte rústica y servil".
También dijo de sus tropas de gauchos: "jamás se reclutó un ejército semejante de villanos y bandoleros. la mayor parte de los soldados eran mestizos de negro, indio y español... tipos de esta mescolanza rara vez tienen buena aparienza". Y agregó sobre los yndios, además de pronosticar su exterminio: "Son la raza más baja de la especia humana, gente despreciable de rasgos simiescos. ¿Serán criaturas humanas?". Cuenta otra crónica winka que "Gran Bretaña estaba entonces empeñada, junto con Francia, en sojuznar a Rosas".
Pocos años antes de la llegada del espía Darwin, un lord ynglés había dicho que la tierra argenta era "el lugar más despreciable que jamás vi... un lugar de barro y osamentas pútridas". Para Darwin el Desierto Patakóniko representaba "la matriz más oscura del universo". La mirada de primate involucionado de Darwin, que "tomaba opio para calmar sus dolores", se pierde incansablemente por el Desierto infinito. Esa noche en sus sueños vio a lo lejos nubes de polvo que se levantaban: terribles dinosaurios fantasmales que eran casi puro hueso con algún resto de carne, se acercaban corriendo... yndios nearndertales con lanzas y boleadoras los montaban como si fueran caballos salvajes... viniendo a arrasar toda la civilización... el malón prehistóriko. De pronto la cabeza simiesca del biólogo ynglés cayó de la cama rodando por el Desierto azulado... caranchos de alas azuladas se acercaron a comerle los ojos.
Kalfukurá en la ciéncia ficción europea
" De tantos cuentos estoy loco de la cabeza. Me dicen muchas mentiras, pero yo no creo nada de eso"
Kalfukurá
A mediados del S.XIX el aventurero francés Auguste Guinnard "deambuló entre Montevideo, Buenos Ayires y otras ciudades del sur", después entró al "desierto de la Pampa", y cayó cautivo de los poyuches, que lo truekearon a los puelches por "un buey y un caballo", y en cuanto pudo escapó " pero no a las tierras del blanco, sino a ponerse bajo la protección" del toki Fukufurá "especie de Rey con 32 esposas, cuyo poder se extinde sobre todos los demás pueblos, sean pampas, mamuelches, puelches o patagones"; Kalfule "prodigó muestras de la mejor simpatía", hablándole desde el piwke, le convidó a fumar tabaco de su pipa, lo llamó fotum, "hijo", lo invitó a comer a su ruka, le regaló su manta, y lo nombró su secretario.
Kalfukurá es descrito por el franchute como "un hombre más que centenario ya, pero que a lo sumo parecía tener sesenta años; su cabellera negra... una vasta frente sin arrugas, que los ojos vivos y escrutadores hacían muy inteligente... era de alta estatura, los hombros muy anchos... estaba dotado de instintos generosos... y trae consigo una especie de relíquia muy curiosa, que encontró cuando niño. Es una piedra azul, a la que quiso dar la naturaleza una forma casi humana... a ella atribuyen los triumfos de Calfucurá, y su inteligencia superior a la de todos los otros caciques, tanto que están de acuerdo en decir que jamás podran reemplazarle".
El marino ynglés - y espía del Ymperio - George Munsters, después de un largo viaje a través del Desierto araukano-patakóniko. también visitó a Kalfukurá en 1870. Y lo describió como un kasike con "plena consciencia de su alta posición y de su poder", de "cara redonda y jovial " y con una "risa frecuente algo burlona".
Cuentan las crónicas que el espía Munsters, llamado por las crónicas winkas "el Marco Polo de la Patagonia", finalmente "fue despedido amigablemente" de Salinas Grandes. Pero su viajecito "en definitiva sirvió para que hasta hoy , la corona inglesa detente enormes estancias" en el Desierto Sur, tanto del lado argentino como chileno.
Poco después, Jules Verne, el más renombrado escritor europeo de ciéncia-ficción de la época, escribió la novela Los hijos del capitán Grant, que está en buena parte situada en nuestro Desierto sudaka. Allí aparecen rayos que fulminan manadas de 500 animales; ombúes gigantescos; grandes inundaciones; bandadas de caimanes que "batían el agua con sus colas formidables"; los yndios gigantes Patagones; y por supuesto su gran kasike Kalfukurá, descrito en el libro winka como "un hombre falso, de dos lenguas y dos corazones": Verne escribe en detalle sobre los dos corazones de Kalfukurá, que eran dos piedras que latían: un roja y una azul. La piedra roja de su piwke Kalfukurá la heretaba de nacimiento, pero la piedra azul era un meteorito, el resto de una estrella azul que había explotado hacía millones de años en otra galaxia, y lo colocó allí una machi, siendo aún niño Kalfukurá, para sanarlo de una grave enfermedad que le aquejaba desde su nacimiento.
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