Los medios no sólo nos masajean sino que masajean a la educación, se introducen en nuestras vidas y, de pronto, nos damos cuenta de su influencia. No acabo de entender muy bien las razones, pero los profesionales de la educación se ocupan poco de los medios. Los critican, eso sí, con mucha frecuencia. Los contenidos de los medios no son apropiados, los niños pasan demasiado tiempo delante de la televisión, del ordenador, de la consola,… No leen porque hay informática. No salen a jugar porque hay ordenadores. Los padres miran a sus hijos, los dejan delante de la televisión. Ven la programación infantil y no hay problema (eso piensan), Los educadores les advierten: vea la televisión con sus hijos, introduzca el espíritu crítico, analice los mensajes. Pocos lo hacen. Los padres miran los ordenadores, ven a sus hijos absortos delante de la pantalla. ¿Cómo pueden pasar tantas horas concentrados delante del ordenador?, controlan el tiempo que pasan, no son capaces de hacer nada más. Los educadores les advierten: no todo lo que hay en Internet es positivo para sus hijos, cuidado con los juegos que le compra. DESCONCIERTO TOTAL.
El problema es que los profesionales de la educación también están desconcertados. Hay que ser flexible, integrar medios, diseñar nuevos modos de formación, nuevas formas comunicativas. ¿Por dónde empezamos?. Este es el reto y, a la vez, un camino que los profesionales de la educación no pueden descuidar. Nuestros alumnos de hoy son muy diferentes a los de hace diez años, no podemos enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la misma forma y, es fundamental, crear profesionales capaces de contribuir a un buen desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación para que la cibercultura sea de verdad, una cultura.
Begoña Gros, UB. De la cibernética clásica a la cibercultura